
Procesos llenos de tanteos, esquemas, dibujos y maquetas, fruto de un trabajo continuado e intenso. Sin miedo al fracaso y sin la urgencia de un resultado, María y Carlota lograron pensar en el proyecto como una propongación de sus intuiciones.
Probando hasta sus límites la vocación imaginaria de la arquitectura de poder trabajar con gravedades negativas, con formas ligeras como el movimiento del viento, sueño que el maestro Toyo Ito ha experimentado frecuentemente.
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